Las cosas de Iván Federico

Átomo perdido en la llanura, que me nombró el poeta, nací sin querer y moriré sin poder evitarlo.

четверг, 4 августа 2011 г.

Old shit 2

Soy arrogante, como las flores,
discreto como un risco y duro como el mismo.
Como el viento son los susurros
y a veces huracán u otras  primavera.
Mi seso es blando como una orgía de espuma de mar.
Me sexo es un árbol poblado.
Y así me va si soy naturaleza.

A otros poetas les fue mejor:
Lorca era un valle fértil con río.
Estrada un mar en el centro de olímpico terreno.
Vallejo una formación volcánica con volcán extinto.
Padrón coral enrejado a los pies de una isla sin hache.

Etcétera... Y así me va.

En el verde fragor, en la lactancia del cachorro,
en las moléculas, los ácaros, rama, bicho, luna,
en todas las auroras boreales entre el azul y el púrpura...
Ahí me hallaran sin brillo.
Dirán de mí que fui naturaleza.

Old shit

Decidí con diez y seis años ser un adulto.
A los veinte ya me aburría el creer saberlo todo:
me hice místico.
Pero a los veinte y dos ya no creía en el alma y sentí
deshacerse el misticismo hasta que a los veinte y tres
una absurda experiencia sexual me la devolvió, aun limpita como la perdí.
A esa edad recuperé mi alma pero ya no me hacía falta creer en ella
puesto que andaba de nuevo enamorado.

Fue un día a los veinte20 y cinco5 cuando supe que ya nada quedaba de ese nuevo amor.
No habían sabiduría ni misticismos. Ese día ya del alma no sabía nada.
¿Estaba?
Puede.
¿No estaba?
Es posible.
Aunque se gestaban nuevas energías, vigorosas, y lo cierto es que no sabía dónde se gestaban.
¿En el alma?
Nadie lo sabe. Pero Nadie ya no me cogía el teléfono porque la había exprimido como a un zumo
de dinero con mis deudas, mis vicios o mis largas ausencias conscientes.
El problema verdadero, aparte de que perdí a Nadie es que una noche a los veinte y cinco conocí al diablo.
¡Al fin! ¡Llevaba esperándolo toda la vida!
Pero no encontré un alma que ofrecerle...

Cruzarse por la calle con tu fotografía

Lo  mismo que el amante, no el de hoy mas sí el de antaño,
veía a cada instante a quien él más quería
surgir en los demás

Hoy yo con igual daño me enfrento a cada paso
con tus fotografías, revelandose en todo
contra lo que es mi paz.

Y así viene el terror del que hablamos un día:
sólo espejos con luna donde ya no hay ni Dios.

Y así este mundo entero es una epifanía
que se celebra en "una" donde antes hubo "dos".