Las cosas de Iván Federico

Átomo perdido en la llanura, que me nombró el poeta, nací sin querer y moriré sin poder evitarlo.

суббота, 13 ноября 2010 г.

Retales de "El fauno Juan Amapola"

"...-Hablas de la noche como un gigante- le dijo el fauno a la montaña, que se había dejado barba- y, es que desde donde tu estás, quizá parezca eso, y no otra cosa. Pues tu la ves venir de todas direcciones, apoderándose como un titán primero oscureciendo el horizonte, luego, de frente y cara a cara, la ves ir hacia ti mientras devora o pisa unos pueblos, sus campos, luego el valle, luego los ríos, el puerto de Mzejb, y mientras el otro gran titán se va achicando, y comprendes que es todo lo que queda. Sólo un gigante oscuro sobre el mundo. Sin embargo- Juan era consciente de que la montaña podía estar pensando neviscas, o canciones de viento, o en aludes, pero continuaba dando su monserga - aquí en el bosque a la noche la vemos como otra criatura más, y poderosa como un Olmo o un río, primero llega en forma de manto, como si fuera un edredón de estrellas por donde patrulla orgullosa la Luna, muy amiga en el bosque de las brujas y los jardines secretos de los faunos, y una vez se ha posado la Reina de los sueños todos sus hijos, los seres noctámbulos, las plantas, los reflejos de la luna en las charcas, ratoncillos, buhos y demás criaturas nocturnas u oscuras del bosque comienzan a cantar su rumor acostumbrado. Noche. Dueña de los ciclos del río. De los sueños de los olmos. Del tililar de cada estrella que compone su vestido azul y negro-.

La montaña, que llevaba horas y horas escuchando al fauno divagando, verbirroto, como escenificando un monólogo de sus pasiones y sus pensamientos, le dijo -Juan, Amapola. Amigo. Cuando la montaña calle profundamente, aprende a escucharla-.

Y un viento que bajó implacable de la cumbre lo golpeó en la cara...

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